miércoles, 15 de julio de 2015

LAUDATO SI


(Publicado en www.panoramacatolico.com, Panamá, los días 28 de junio, 5 y 12 de julio de 2015, en la Columna de Justicia y Paz, página 14).

Alabado seas, mi Señor”. Así comienza la encíclica ecológica del Papa Francisco, inspirado en el cántico de San Francisco de Asís a todas las criaturas. En esta ocasión es un llamado urgente a todos los habitantes del planeta, debido al deterioro ambiental global de nuestro tiempo.

Francisco, en el No. 15, señala que “esta Carta encíclica… se agrega al Magisterio social de la Iglesia”; por lo que la Comisión de Justicia y Paz, compartirá a partir de ahora en este espacio y en los demás medios de comunicación disponibles, aquellos aspectos más relevantes del documento.
Una mirada general de la encíclica nos lleva a reflexionar sobre el desafío urgente de proteger “nuestra casa común”, la necesidad de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral; a impulsar un nuevo diálogo sobre el modo como estamos construyendo el futuro del planeta; y a pensar en una solidaridad universal nueva para reparar el daño causado por el abuso humano a la creación de Dios.


He aquí los ejes que atraviesan toda la encíclica: la relación íntima entre los pobres y la fragilidad del planeta, la convicción de que en el mundo todo está conectado, la crítica al nuevo paradigma y al poder de la tecnología, la invitación a buscar otros modos de entender la economía y el progreso, el valor propio de cada criatura, el sentido humano de la ecología, la necesidad de debates sinceros y honestos, la grave responsabilidad de la política internacional y local, la cultura del descarte y la propuesta de un nuevo estilo de vida.

1. ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?

La encíclica Laudato si, nos lleva en su primera parte a hacer un profundo análisis de lo que está pasando actualmente en nuestro planeta. Temas como el calentamiento global, la contaminación, la basura y la cultura del descarte, la cuestión del agua, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad de la vida humana, la decadencia social y la inequidad planetaria; son sólo algunas de las preocupaciones más importantes.

Hay problemas globales como el cambio climático que ameritan respuestas globales de los Estados y de la comunidad internacional. Pero también hay problemas como el agua, que tienen dimensiones ambientales, sociales, económicas, distributivas y políticas, que plantean desafíos  a los gobiernos nacionales y locales.

“La provisión de agua permaneció relativamente constante durante mucho tiempo, pero ahora en muchos lugares la demanda supera a la oferta sostenible, con graves consecuencias a corto y largo término” (No. 28). De ahí que la disputa por el agua se ha convertido ya en causa de múltiples conflictos a nivel planetario.

Dice además el Papa que “mientras se deteriora constantemente la calidad del agua disponible, en algunos lugares avanza la tendencia a privatizar este recurso escaso, convertido en mercancía que se regula por las leyes del mercado” (No. 30). 

Francisco enfatiza en la encíclica que el actual sistema mundial es insostenible (No. 61) y hay que tener la disposición de cambiar de estilo de vida, producción y consumo; a la vez que anima a la creación de un sistema normativo que asegure la protección de los ecosistemas.

2. EVANGELIO DE LA CREACIÓN

El Papa Francisco titula el segundo capítulo de la encíclica Laudato si, el Evangelio de la Creación. Resalta que las convicciones de la fe ofrecen a los cristianos y a otros creyentes, grandes motivaciones para el cuidado de la naturaleza, así como de los más frágiles. Después de crear al ser humano, los relatos bíblicos nos dicen que “Dios vio todo lo que había hecho y era muy bueno” (Gn 1,31).

Aunque se haya malinterpretado el relato del Génesis que invita a “dominar la tierra” (Gn 1,28); lo cierto es que también nos invita a “labrar y cuidar” este hermoso jardín (Gn 2,15). Como seres creados a imagen y semejanza de Dios, tenemos la tremenda responsabilidad de administrar estos bienes otorgados por Él.

En su reflexión teológica, Francisco ofrece una amplia guía de los escritos bíblicos que desde el Antiguo Testamento, nos llevan a comprender el valor de la tierra más allá que una simple cosa. “La naturaleza suele entenderse como un sistema que se analiza, comprende y gestiona, pero la creación sólo puede ser entendida como un don que surge de la mano abierta del Padre de todos” (76). Por ello, todos los seres del universo conformamos una especie de familia, en comunión, que nos mueve a un respeto sagrado (89).

En Jesús, se realiza ese vínculo divino con la creación. Los diálogos con sus discípulos, las parábolas, el recorrido por los campos, muestran esa armonía con lo creado. A partir de la encarnación, el misterio de Cristo se manifiesta con humildad en el conjunto de la realidad natural, para llevarla a la plenitud.

martes, 16 de junio de 2015

NUESTRA CASA


Por: Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com, el domingo 21 de junio de 2015). 

Dos acontecimientos ocurridos en días pasados nos llenan de esperanza. El primero se refiere a una de las conclusiones de la reunión anual de los países más ricos del planeta (el G7), que acordaron reducir en las próximas décadas  sus emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, para avanzar hacia un futuro global libre de carbono. Luego, nos alegramos con la publicación de la Encíclica Laudato si (Alabado seas), que acaba de publicar el Papa Francisco, cuyo tema central es el cuidado de nuestra casa común, el planeta Tierra.

En ambos casos, se hace un balance de la situación crítica, que Francisco llama fragilidad ecológica. Esta realidad la sufren especialmente los países menos desarrollados, donde se incrementan problemas relacionados con el acceso al agua, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad de vida de las personas y las desigualdades a nivel planetario.

Laudato si, nos recuerda el tercer principio de la Doctrina Social de la Iglesia, de que hay una hipoteca social sobre el derecho a la propiedad. El medio ambiente, como un bien colectivo y como un patrimonio de la humanidad, está por encima de intereses particulares y todos debemos responsabilizarnos por su cuidado.


Como cristianos, estamos llamados a educarnos y cultivar una espiritualidad en armonía con el ambiente. Aprender que todo está relacionado. Que si le hacemos daño al planeta, nos hacemos daño a nosotros mismos y a las futuras generaciones. Esto implica cambiar nuestros estilos de vida. De una cultura del descarte y consumista, tenemos que cambiar a un estilo de vida centrado en el cuidado y la conservación de la naturaleza y de las cosas.

PROSPERIDAD CON EQUIDAD


Por: Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com, el domingo 14 de junio de 2015).

El gobierno de Panamá firmó los Mandatos emanados de la VII cumbre de las Américas realizado en abril pasado, cuyo lema era “Prosperidad con Equidad”. De ese compromiso, la sociedad civil y los actores sociales, nos comprometimos a monitorear y dar seguimiento para que se cumplan. Como cristianos, estamos llamados a sumarnos a esos esfuerzos.

Si hacemos un cálculo del dinero que se puede recuperar de los casos de corrupción que están en proceso y que suman más de tres mil millones de dólares, podemos incidir para que se resuelvan muchas de las situaciones de inequidad existentes en nuestra sociedad.

Hagamos un rápido ejercicio. Pensemos en lo que se puede resolver nada más con cien millones de dólares. Con ese dinero se podría solucionar el grave problema que enfrenta el Hospital Santo Tomás en cuanto a disponibilidad de camas, insumos para cirugías, dotación de medicamentos para las farmacias y mejoramiento de la infraestructura.

Con cien millones se podría reducir el déficit habitacional construyendo 2,857 viviendas familiares a un costo de 35,000 dólares. Se eliminaría el hambre de 10,583 niños reportados con desnutrición en el censo de 2010. Se podría reducir la pobreza de 450,000 panameños que viven con menos de un dólar al día. La mortalidad infantil calculada en un 18% se podría reducir a cero con tan sólo cuatro millones de dólares. 

En Panamá aún existen alrededor de doscientas escuelas rancho. Si el costo para una escuela de dos aulas fuera de 60,000 dólares, se podrían construir estas escuelas a un costo de doce millones de dólares.


La meta de la equidad está a unos pasos de realizarse. Sólo falta voluntad y decisión.

EL CLAMOR DEL POBRE


Por: Rigoberto Pitti (publicado en www.panoramacatolico.com, el 6 de junio de 2015). 

Frente a la danza de millones que han ido a parar a exfuncionarios de gobierno, el pueblo cristiano se siente indignado, toda vez que subsisten estructuras que mantienen condiciones de desigualdad en el país y en muchas partes del mundo.

El Papa Francisco en la encíclica Evangelii Gaudium, nos recuerda que debemos ser “dóciles y atentos para escuchar el clamor del pobre y socorrerlo” (187). Si no escuchamos ni atendemos ese clamor estamos fuera de la presencia de Dios y cometiendo un grave pecado social (Dt 15,9). La falta de solidaridad afecta nuestra relación con Dios, ya que Él escucha ese clamor y nosotros, que somos sus instrumentos, tenemos el compromiso de crear las condiciones para que todos tengan vida en abundancia.

La Iglesia universal ha reconocido esta exigencia, por lo que todo el que se llame cristiano católico está en la obligación de participar de esta misión. Esta tarea se debe enfocar en dos escenarios: por un lado, hay que socorrer a nuestros hermanos más pobres con obras concretas de caridad; pero también colaborar en la eliminación de las causas estructurales de la pobreza y la promoción del desarrollo integral de los grupos más vulnerables.


Esa fue la misión del padre mártir Héctor Gallegos a quien recordamos el 9 de junio, un misionero que se internó en las montañas de Santa Fe de Veraguas para encarnar a Cristo en medio del pueblo sufriente. Su testimonio y martirio deben animar a los cristianos de hoy para que sigamos aportando a la construcción de un Reino de justicia y de paz.

FRAGILIDAD ECOLÓGICA



Por Rigoberto Pitti B. (Publicado en www.panoramacatolico.com, domingo 31 de mayo de 2015).

Por nuestra realidad corpórea, Dios nos ha unido… estrechamente al mundo que nos rodea”. Así se refiere el papa Francisco a la relación entre el ser humano y la naturaleza en Evangelii Gaudium, No. 215-216. Esta relación implica que la fragilidad de la tierra, del agua, de las plantas y los animales; es una amenaza para nuestra propia especie.

La explotación indiscriminada de los recursos que nos ha regalado el Creador, así como los intereses económicos de algunos empresarios inescrupulosos, están llevando a nuestro mundo a profundas crisis que afecta la vida presente y la de futuras generaciones.

El interés económico de unos pocos no debe ser superior al bien común y al destino universal de los bienes. “Todos los demás derechos, comprendidos en ellos los de propiedad y comercio libre, están subordinados (al destino universal de los bienes): no deben estorbar, antes al contrario, facilitar su realización” (Populorum Progressio, 22).

Cuando los pobladores urbanos, ambientalistas, indígenas y campesinos levantan protestas por el acceso al agua y en defensa de la naturaleza, no es con el interés de causar conflictos, ni de hacer prevalecer intereses particulares; sino el de conservar y cuidar la vida que de todos.


Hay unas condiciones favorables en el país para que se declare el derecho al agua para uso doméstico como asunto de prioridad nacional. Los grupos de la sociedad civil y muchas autoridades locales están a favor de esta política de Estado, que debe implementarse con carácter de urgencia. En el amor de Dios, los cristianos estamos llamados a cuidar la fragilidad del mundo en que vivimos.

PRINCIPIOS EN LA JUSTICIA DE PAZ


Por Rigoberto Pitti B. (Publicado en www.panoramacatolico.com, el 24 de mayo de 2015). 

La Comisión de Nacional de Justicia y Paz apoya los esfuerzos que están realizando diversas organizaciones de la sociedad civil para el establecimiento de una nueva administración de justicia comunitaria que reemplace las actuales corregidurías. Con ese fin explicamos a continuación los principios básicos en los que se sustenta la propuesta de ley, que esperamos sea aprobada en este período de gobierno:

Diversidad Cultural: Se entiende como la aplicación de la ley respetando las condiciones étnicas y culturales de los involucrados.

Eficacia y celeridad procesal: se refiere a la atención y abordaje de conflictos de manera rápida.

Informalidad: se buscará que los trámites y procedimientos sean sencillos, accesibles y de fácil comprensión por parte de los usuarios del nuevo sistema. La representación legal de un abogado no será necesaria.

Equidad: se partirá del derecho humano que asiste a cada una de las partes, garantizando que haya equilibrio durante las controversias.

Gratuidad: toda persona que requiera este tipo de asistencia de la justicia comunitaria tendrá acceso sin costo alguno.

Independencia: Los acuerdos internacionales, la Constitución y las leyes nacionales serán los garantes del ejercicio de la justicia de paz.

Imparcialidad: los encargados de impartir justicia le otorgarán igual trato procesal a las partes en conflicto, siempre sujetos a las leyes.

Oralidad: los procesos serán realizados de manera oral, a cargo de quien resuelva la controversia.

Rendición de Cuentas: los responsables deben dar informes periódicos, tanto a las autoridades como a la comunidad, sobre la gestión, manejo y procesos realizados.


Transparencia: toda información relacionada con este sistema debe estar accesible y a los ciudadanos.

JUSTICIA DE PAZ


Rigoberto Pitti, publicado en www.panoramacatolico.com, el 17-mayo-2015).  

La justicia y la paz se besan” (Salmo 84, 11).

Cuando nos preguntamos lo que pasa en las corregidurías, nos percatamos que la administración de la justicia comunitaria ha estado en crisis desde hace mucho tiempo. Normativa obsoleta, infraestructura inadecuada, personal a cargo sin las competencias técnicas apropiadas, arbitrariedades y abusos, son sólo algunos ejemplos de la situación.

Desde el año 2005 ciudadanos y organizaciones de la sociedad civil panameña han estado promoviendo un cambio en la legislación de administrar justicia a nivel comunitario. 

Durante ese período de gobierno se acordó iniciar un proceso de cambios, que diera lugar a una justicia administrativa fundamentada en la paz, la conciliación y la mediación. Sin embargo, el anteproyecto de ley, que fue presentado a la Asamblea de Diputados en distintos períodos (2008, 2010 y 2014), se ha mantenido en el olvido.

Se necesita con urgencia una política de seguridad ciudadana integral, que incluya cambios profundos en la legislación. Debemos pensar en administradores de justicia como jueces de paz, conciliadores y mediadores, con principios, valores y competencias adecuados a las exigencias del momento.

La Justicia de Paz, como está planteada en el anteproyecto de ley, se propone como un sistema de justicia local accesible, expedito, viable y efectivo. Conllevaría una serie de principios orientadores como: el respeto a la diversidad, eficacia y celeridad procesal, informalidad, equidad, gratuidad, independencia, imparcialidad, oralidad, rendición de cuentas y transparencia.

Animamos a los ciudadanos preocupados por la situación de administración de justicia en las comunidades a que conozcan y apoyen esta iniciativa que pretende cambiar la cultura del castigo y de la violencia, por una nueva cultura basada en el diálogo y la paz. 

miércoles, 13 de mayo de 2015

DERECHO AL AGUA


Por Rigoberto Pitti B. - Publicado en www.panorama católico.com, 10-mayo-2015.

“Dios hizo todas las cosas y vio que eran buenas” (Génesis 1, 4). Nuestro Señor, en su infinita misericordia confió al ser humano la responsabilidad de todo lo que había creado y la tarea de proteger y garantizar su desarrollo.

El país está saliendo este mes de la estación seca y ya las primeras lluvias traen alivio a la crisis de abastecimiento de agua potable en muchos lugares. Sin embargo, este tema sigue generando conflictos que se relacionan con el otorgamiento por parte del Estado del uso del agua a empresas y comunidades. Ambos reclaman sus propios derechos, que en ocasiones se contraponen.

Panamá necesita ponerse de acuerdo sobre la forma de distribuir este recurso, ya que en la actualidad se concesiona hasta el 90% a las empresas productoras de energía, mientras que el resto es lo poco que queda para uso humano y para la producción agropecuaria.

Las Naciones Unidas reconocieron explícitamente “el derecho humano al agua” (Resolución 64/292 de julio de 2010), lo que se entiende como el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico.


Pablo VI advertía en el documento Octogesima adveniens, que debido a una sobreexplotación de la naturaleza, se corre el riesgo de destruirla y de ser víctima de esta degradación (No.21). 

La naturaleza no puede reducirse a un objeto de manipulación con fines comerciales, sino que los seres humanos tenemos le responsabilidad de preservarla, cuidarla, armonizar con ella, para que se garantice la vida de ésta y las próximas generaciones.

DERECHO AL TRABAJO


Por Rigoberto Pitti B. - Publicado en www.panorama católico.com / 3-mayo-2015.

El Papa Francisco en la encíclica Evangelii Gaudium, nos recuerda que “la inequidad es la raíz de los males sociales” y que “mientras no se resuelvan los problemas de los pobres, no se resolverá el problema del mundo” (No.202).  El desarrollo en equidad, requiere entre otras cosas, la creación de fuentes de trabajo dignas.  

Sobre este mismo tema, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia (CDSI) expresa como “res novae” (cosa nueva), las características del fenómeno de la globalización y su repercusión en el mundo del trabajo (No.310ss). Uno de los aspectos más relevantes del mundo de hoy es la fragmentación de los procesos productivos, con el fin de aumentar la eficiencia y los beneficios. Para ello se ha flexibilizado el mercado del trabajo, lo que afecta la estabilidad laboral, aumenta la inseguridad y la precariedad, desmejora los marcos legislativos y la formación de los trabajadores.

La descentralización productiva, que crea pequeñas y medianas empresas, si bien alienta el emprendimiento y el trabajo independiente, también produce trabajo inseguro y mal pagado, así como un aumento considerable del trabajo informal y un desarrollo desordenado de las actividades económicas.


La enseñanza social de la Iglesia reafirma al ser humano como protagonista de su vida y de su trabajo (CDSI, 317). Los cambios en el mundo actual del trabajo deben tener como prioridad el crecimiento de las personas, de las familias y de la sociedad (Laboren exercens, 10). Aunque cambien las formas históricas del trabajo humano, debe prevalecer siempre el respeto de los derechos del trabajador. Se deben construir nuevas formas de solidaridad.

miércoles, 29 de abril de 2015

ÉTICA DE SERVIDORES PÚBLICOS


Por Rigoberto Pitti B. ( Publicado en www.panorama católico.com / 26-04-2015.

Las últimas semanas se ha hablado en el país de nepotismo, como una forma de corrupción, aunque es considerado como una falta administrativa y no un delito penal. El término nepotismo viene del italiano nepote, que significa sobrino. Se trata de la preferencia que tienen algunos funcionarios públicos de alto rango de nombrar familiares cercanos sin importar su mérito profesional, sino su lealtad y confianza.

El nepotismo tiene que ver, pues, con la ética de los funcionarios públicos. El Decreto Ejecutivo No. 246 del 15 de diciembre de 2004, “por el cual se dicta el Código Uniforme de Ética de los Servidores Públicos que laboran en las entidades del Gobierno Central”, tipifica en al artículo 41, la prohibición de nombrar en puestos públicos a familiares cercanos.

La ética de los servidores públicos como la de cualquier cristiano, se fundamenta en el modelo de nuestro Señor Jesucristo, quien vino a servir y no a ser servido (Mt 20,28). Jesús no buscó privilegios para sí, ni para sus parientes. Al contrario, predicó que “el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor” (Mc 10, 43). Además, su testimonio de vida fue lo que impactó a sus discípulos, a las primeras comunidades cristianas y al mundo entero: “les he dado ejemplo, para que también ustedes hagan como yo he hecho con ustedes (Jn 13,1-15).

En este momento, que la justicia panameña está en un punto crítico. Los ciudadanos cristianos tenemos el deber de pronunciarnos por un sistema político más transparente, en el que se cumplan las leyes y se corrijan las actuaciones que riñen con la ética.

ROL DE LA IGLESIA EN EL MUNDO


Por Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com / 19-04-2015.

Cuando se habla del rol de la Iglesia en el mundo, los cristianos católicos tenemos un conjunto de enseñanzas que llamamos la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Esta eclesiología tiene sus raíces en los textos bíblicos, sobre todo en las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo y específicamente en las Bienaventuranzas. Sin embargo, se van actualizando por medio de los documentos pontificios, las cartas pastorales de los obispos y los encuentros eclesiales que se dan en cada región del mundo.

En el 2004, el Consejo Pontificio de Justicia y Paz, por medio del Cardenal Renato Raffaelle Martino, presentó a Su Santidad Juan Pablo II el Compendio de la Doctrina Social de laIglesia. Esta obra, al alcance de todos los cristianos, muestra cómo la doctrina social católica es un instrumento de evangelización, porque relaciona de manera clara la persona humana y la sociedad a la luz del Evangelio.

El documento invita a todo cristiano y a toda persona de buena voluntad a descubrirse como ser trascendente, en todas las dimensiones de la vida, incluida la que se refiere a los ámbitos sociales, económicos y políticos. Resalta la exigencia de una mayor justicia al analizar el fenómeno de la globalización; expresa su preocupación por la ecología y por una correcta gestión de las funciones públicas; advierte la necesidad de salvaguardar la conciencia nacional, sin perder de vista, el camino del derecho y la conciencia de la unidad de la familia humana.


El mundo del trabajo ha alcanzado buenos niveles de calidad, pero subsisten diversas formas de explotación y precariedad. Hay mayor bienestar, pero también más desigualdad. De ahí que el amor preferencial por los pobres sigue siendo una opción fundamental en la Iglesia.

FOROS Y CUMBRE DE LAS AMÉRICAS


Por Rigoberto Pitti - Publicado en www.panoramacatolico.com / 11-04-2015. 

Desde el 8 hasta el 11 de abril se celebró en Panamá una serie de foros empresariales, juveniles, de rectores, de la sociedad civil, de los pueblos originarios y otros, además de la VII Cumbre de presidentes de las Américas. Durante esta cita continental se dialogó sobre ocho temas importantes: educación, salud, energía, ambiente, seguridad, migración, participación ciudadana y gobernabilidad democrática.

Por lo general, estos eventos se enfocan en temas coyunturales como el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba o la tensión entre Venezuela y Estados Unidos. Sin embargo, un hecho importante esta vez fue la participación activa de actores sociales y organizaciones de la sociedad civil dialogando y debatiendo sobre los temas de la cumbre.

La mayoría de los participantes estuvieron de acuerdo en que la región ha tenido grandes avances económicos, políticos y sociales. Pero estamos en deuda respecto a la distribución de los beneficios de ese progreso. Por ello, el lema de la cumbre fue “Prosperidad con Equidad”. Más que un hecho, es un desafío.

El continente americano y, por supuesto, Panamá, es una de las regiones más desiguales del planeta. Mientras que pequeños grupos empresariales nacionales o transnacionales construyen jugosas fortunas, miles y millones de personas no tienen acceso al agua potable, a alimentación saludable y barata, a salud, a educación de calidad, etc. Muchos ciudadanos como los grupos originarios, los discapacitados, los afrodescendientes, los campesinos, las mujeres, los jóvenes, se sienten marginados del desarrollo.

Todo el debate lleva a la necesidad de la inclusión social, la participación ciudadana, la descentralización y sobre todo, una mejor distribución de los bienes. 
Desde el 8 hasta el 11 de abril se celebró en Panamá una serie de foros empresariales, juveniles, de rectores, de la sociedad civil, de los pueblos originarios y otros, además de la VII Cumbre de presidentes de las Américas. Durante esta cita continental se dialogó sobre ocho temas importantes: educación, salud, energía, ambiente, seguridad, migración, participación ciudadana y gobernabilidad democrática.

Por lo general, estos eventos se enfocan en temas coyunturales como el acercamiento entre Estados Unidos y Cuba o la tensión entre Venezuela y Estados Unidos. Sin embargo, un hecho importante esta vez fue la participación activa de actores sociales y organizaciones de la sociedad civil dialogando y debatiendo sobre los temas de la cumbre.

La mayoría de los participantes estuvieron de acuerdo en que la región ha tenido grandes avances económicos, políticos y sociales. Pero estamos en deuda respecto a la distribución de los beneficios de ese progreso. Por ello, el lema de la cumbre fue “Prosperidad con Equidad”. Más que un hecho, es un desafío.

El continente americano y, por supuesto, Panamá, es una de las regiones más desiguales del planeta. Mientras que pequeños grupos empresariales nacionales o transnacionales construyen jugosas fortunas, miles y millones de personas no tienen acceso al agua potable, a alimentación saludable y barata, a salud, a educación de calidad, etc. Muchos ciudadanos como los grupos originarios, los discapacitados, los afrodescendientes, los campesinos, las mujeres, los jóvenes, se sienten marginados del desarrollo.


Todo el debate lleva a la necesidad de la inclusión social, la participación ciudadana, la descentralización y sobre todo, una mejor distribución de los bienes. 

DERECHO A LA PRIVACIDAD


Por: Rigoberto Pitti / Publicado en: www.panoramacatolico.com / 18-01-2015.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 12), así como la Constitución de la República de Panamá (Art. 29), hacen referencias explícitas al derecho humano a la vida privada. Entendida ésta como todo lo que realiza el ser humano fuera del ámbito público, del Estado o de la sociedad; es decir, aquellos actos o situaciones de la vida íntima personal, familiar o doméstica que no necesariamente tienen que ser divulgadas masivamente.

La Declaración expresa en el mismo artículo que “toda persona tiene derecho a la protección de la ley contra tales injerencias”. Por lo tanto, resulta inaceptable que funcionarios del Estado, cuyo rol es garantizar la ley y los acuerdos internacionales, violen este derecho humano.

La Constitución amplía este derecho cuando dictamina que “todas las comunicaciones privadas son inviolables y no podrán ser interceptadas o grabadas, sino por mandato de autoridad judicial. (Art. 29). Claro que existen algunas limitaciones a este derecho, pero nunca a favor de intereses particulares; sino por razón de seguridad nacional, de violación del orden o de la moral pública; o de violación de otros derechos fundamentales.


Como cristianos, creemos en el respeto a la dignidad humana. “La Iglesia ve en cada hombre, la imagen viva de Dios mismo” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia No. 105ss). Se desprende de esta enseñanza, por lo tanto, la necesidad de defender la intimidad, la privacidad y todos los demás derechos humanos. Les corresponde a las autoridades judiciales hacer cumplir la ley, dados los escándalos de escuchas telefónicas de la pasada administración y los procesos que se llevan a cabo actualmente en el país.