miércoles, 13 de mayo de 2015

DERECHO AL AGUA


Por Rigoberto Pitti B. - Publicado en www.panorama católico.com, 10-mayo-2015.

“Dios hizo todas las cosas y vio que eran buenas” (Génesis 1, 4). Nuestro Señor, en su infinita misericordia confió al ser humano la responsabilidad de todo lo que había creado y la tarea de proteger y garantizar su desarrollo.

El país está saliendo este mes de la estación seca y ya las primeras lluvias traen alivio a la crisis de abastecimiento de agua potable en muchos lugares. Sin embargo, este tema sigue generando conflictos que se relacionan con el otorgamiento por parte del Estado del uso del agua a empresas y comunidades. Ambos reclaman sus propios derechos, que en ocasiones se contraponen.

Panamá necesita ponerse de acuerdo sobre la forma de distribuir este recurso, ya que en la actualidad se concesiona hasta el 90% a las empresas productoras de energía, mientras que el resto es lo poco que queda para uso humano y para la producción agropecuaria.

Las Naciones Unidas reconocieron explícitamente “el derecho humano al agua” (Resolución 64/292 de julio de 2010), lo que se entiende como el derecho de cada uno a disponer de agua suficiente, saludable, aceptable, físicamente accesible y asequible para su uso personal y doméstico.


Pablo VI advertía en el documento Octogesima adveniens, que debido a una sobreexplotación de la naturaleza, se corre el riesgo de destruirla y de ser víctima de esta degradación (No.21). 

La naturaleza no puede reducirse a un objeto de manipulación con fines comerciales, sino que los seres humanos tenemos le responsabilidad de preservarla, cuidarla, armonizar con ella, para que se garantice la vida de ésta y las próximas generaciones.

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