Por: Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com, el domingo 14 de junio de 2015).
El gobierno de Panamá firmó los
Mandatos emanados de la VII cumbre de las Américas realizado en abril pasado,
cuyo lema era “Prosperidad con Equidad”.
De ese compromiso, la sociedad civil y los actores sociales, nos comprometimos
a monitorear y dar seguimiento para que se cumplan. Como cristianos, estamos
llamados a sumarnos a esos esfuerzos.
Si hacemos un cálculo del dinero
que se puede recuperar de los casos de corrupción que están en proceso y que
suman más de tres mil millones de dólares, podemos incidir para que se
resuelvan muchas de las situaciones de inequidad existentes en nuestra
sociedad.
Hagamos un rápido ejercicio.
Pensemos en lo que se puede resolver nada más con cien millones de dólares. Con
ese dinero se podría solucionar el grave problema que enfrenta el Hospital
Santo Tomás en cuanto a disponibilidad de camas, insumos para cirugías,
dotación de medicamentos para las farmacias y mejoramiento de la
infraestructura.
Con cien millones se podría
reducir el déficit habitacional construyendo 2,857 viviendas familiares a un
costo de 35,000 dólares. Se eliminaría el hambre de 10,583 niños reportados con
desnutrición en el censo de 2010. Se podría reducir la pobreza de 450,000
panameños que viven con menos de un dólar al día. La mortalidad infantil
calculada en un 18% se podría reducir a cero con tan sólo cuatro millones de
dólares.
En Panamá aún existen alrededor de
doscientas escuelas rancho. Si el costo para una escuela de dos aulas fuera de 60,000
dólares, se podrían construir estas escuelas a un costo de doce millones de
dólares.
La meta de la equidad está a unos
pasos de realizarse. Sólo falta voluntad y decisión.
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