martes, 16 de junio de 2015

NUESTRA CASA


Por: Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com, el domingo 21 de junio de 2015). 

Dos acontecimientos ocurridos en días pasados nos llenan de esperanza. El primero se refiere a una de las conclusiones de la reunión anual de los países más ricos del planeta (el G7), que acordaron reducir en las próximas décadas  sus emisiones de gases que provocan el efecto invernadero, para avanzar hacia un futuro global libre de carbono. Luego, nos alegramos con la publicación de la Encíclica Laudato si (Alabado seas), que acaba de publicar el Papa Francisco, cuyo tema central es el cuidado de nuestra casa común, el planeta Tierra.

En ambos casos, se hace un balance de la situación crítica, que Francisco llama fragilidad ecológica. Esta realidad la sufren especialmente los países menos desarrollados, donde se incrementan problemas relacionados con el acceso al agua, la pérdida de biodiversidad, el deterioro de la calidad de vida de las personas y las desigualdades a nivel planetario.

Laudato si, nos recuerda el tercer principio de la Doctrina Social de la Iglesia, de que hay una hipoteca social sobre el derecho a la propiedad. El medio ambiente, como un bien colectivo y como un patrimonio de la humanidad, está por encima de intereses particulares y todos debemos responsabilizarnos por su cuidado.


Como cristianos, estamos llamados a educarnos y cultivar una espiritualidad en armonía con el ambiente. Aprender que todo está relacionado. Que si le hacemos daño al planeta, nos hacemos daño a nosotros mismos y a las futuras generaciones. Esto implica cambiar nuestros estilos de vida. De una cultura del descarte y consumista, tenemos que cambiar a un estilo de vida centrado en el cuidado y la conservación de la naturaleza y de las cosas.

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