Por Rigoberto Pitti (Publicado en www.panoramacatolico.com / 19-04-2015.
Cuando se habla del rol de la
Iglesia en el mundo, los cristianos católicos tenemos un conjunto de enseñanzas
que llamamos la Doctrina Social de la Iglesia (DSI). Esta eclesiología tiene
sus raíces en los textos bíblicos, sobre todo en las enseñanzas de nuestro
Señor Jesucristo y específicamente en las Bienaventuranzas. Sin embargo, se van
actualizando por medio de los documentos pontificios, las cartas pastorales de
los obispos y los encuentros eclesiales que se dan en cada región del mundo.
En el 2004, el Consejo Pontificio
de Justicia y Paz, por medio del Cardenal Renato Raffaelle Martino, presentó a
Su Santidad Juan Pablo II el Compendio de la Doctrina Social de laIglesia. Esta obra, al alcance de todos los cristianos, muestra cómo la doctrina social católica es un instrumento
de evangelización, porque relaciona de manera clara la persona humana y la
sociedad a la luz del Evangelio.
El
documento invita a todo cristiano y a toda persona de buena voluntad a
descubrirse como ser trascendente, en todas las dimensiones de la vida,
incluida la que se refiere a los ámbitos sociales, económicos y políticos.
Resalta la exigencia de una mayor justicia al analizar el fenómeno de la
globalización; expresa su preocupación por la ecología y por una correcta
gestión de las funciones públicas; advierte la necesidad de salvaguardar la
conciencia nacional, sin perder de vista, el camino del derecho y la conciencia
de la unidad de la familia humana.
El
mundo del trabajo ha alcanzado buenos niveles de calidad, pero subsisten
diversas formas de explotación y precariedad. Hay mayor bienestar, pero también
más desigualdad. De ahí que el amor preferencial por los pobres sigue siendo
una opción fundamental en la Iglesia.
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