lunes, 19 de diciembre de 2011

Contexto Latinoamericano - 2011


Por: Rigoberto Pitti
La Crisis Mundial que se viene encima
Para leer el contexto Latinoamericano en estos tiempos, es necesario echar una rápida mirada por el contexto mundial. La crisis financiera que explotó en el 2008 en Estados Unidos y Europa así como los rescates financieros y demás ajustes macroeconómicos para “salvar” las economías llamadas desarrolladas, no han resultado efectivas hasta el momento. 

Una gran incertidumbre se cierne sobre la Zona Euro, en donde la deuda pública de las principales economías, ha llegado a vulnerar su capacidad de desarrollo hegemónico y su sostenibilidad como Estados. El caso más sonado ha sido el de Grecia, cuya deuda representa el 145% de su PIB, una situación catastrófica que ha dado lugar a la renuncia de su Primer Ministro Gyorgos Papandreu en noviembre pasado. Pero la situación de sobreendeudamiento también lo está viviendo de manera peligrosa Italia (118% sobre el PIB), Bélgica (96%), Portugal (93%), Irlanda (95%), Islandia (92%) y más abajo Alemania y Francia con 83% y 82% respectivamente (http://www.datosmacro.com/deuda). La mayoría de estos países subsidian programas sociales en América Latina y el Caribe.
Esta situación contrasta con la región de América Latina, donde la relación de deuda versus PIB es de 22% en promedio, siendo los países más endeudados Argentina, Uruguay y Panamá que sobrepasan el 30% de su PIB.
Por otro lado, las amenazas contra la paz siguen creciendo, toda vez que los países miembros de la Organización del Atlántico Norte (OTAN), a las órdenes de Estados Unidos e Inglaterra, intentan expandir su zona de protección con escudos antimisiles; acción que ha sido considera por Rusia y China como una provocación directa.
El tratamiento que las naciones de Occidente le están dando a la situación del Medio Oriente, en lo que se ha llamado la primavera árabe, ha sido interpretado por países como India, China, Rusia y otros países orientales como un intento de manipulación desde Occidente para acceder al control de recursos de la región.
La crisis se concentra actualmente sobre Siria e Irán, ambos regímenes árabes, y quienes mantienen disputas contra Israel. Algunos dicen que por aquí es donde se puede desencadenar una tercera guerra mundial de magnitudes incalculables para la humanidad.
En nuestra querida América Latina, estrenamos presidentes exmilitares en Perú y Guatemala, mientras que en Nicaragua y Argentina se reeligieron los actuales. Por otro lado, en cifras macroeconómicas, resulta que somos la región con mayor crecimiento, todo esto producto de la re-primarización de la economía y el extractivismo, tanto en gobiernos de derecha, como de aquellos llamados de izquierda. Sin embargo, persiste la desigualdad como uno de los factores que más preocupa. También subieron las cifras de violencia social sobre todo la violencia doméstica y contra la mujer. La violencia criminal sigue marcando uno de los primeros lugares, producto del narcotráfico y el lavado de dinero.
Movilizaciones Sociales
El actor social más activo en la región latinoamericana fue el de los pueblos originarios. Frente a una política generalizada de explotación de los recursos naturales (hidrocarburos, agua, minerales, etc.), la población indígena en los distintos países ha estado en pie de lucha para exigir sus derechos a un "buen vivir". Solamente en Perú, el octubre pasado, la Defensoría del Pueblo registró 124 casos de conflictos socioambientales que involucran principalmente a poblaciones originarias frente a la explotación de recursos, lo que representa un 57% de los conflictos sociales en el país.
En Panamá, es digno de destacar que el pueblo Ngöbe Buglé, logró durante el presente año la derogación de un código minero que podría significar la desaparición como pueblo, ya que su comarca se encuentra ubicada sobre el segundo yacimiento más grande de cobre el mundo. 
Movimientos por la Educación: Cabe mencionar la lucha que han llevado distintos movimientos estudiantiles y de educadores en distintos países, sobre todo en Chile, donde han puesto en apuros al gobierno neoliberal de Piñera por una educación de calidad y gratuidad a nivel superior. En República Dominicana han exigido mayor presupuesto para la educación.
Los Indignados: fuer el movimiento que más resaltó durante el año, por ser global. Comenzó en España en mayo y se extendió por la mayoría de los países del Norte, aunque también en nuestros países se escucharon algunas voces. Sus acciones han tenido como objetivo la protesta pacífica. Este movimiento evita relacionarse con partidos o sindicatos, y sugieren no votar por partidos del status. Sin embargo, muchas de sus peticiones parecen programas partidistas o sindicales: derecho a una vivienda digna, aplazamiento de hipotecas, reforma fiscal favorable para las rentas más bajas, sanidad pública, gratuita y universal. Hay que preguntarse cuál es la fuerza de este movimiento. En qué se sustenta y si tendrá sostenibilidad en el tiempo, o si por el contrario desaparecerá rápidamente.
La marcha de la Putas:
Es auto-catalogado como un “movimiento global por el derecho a vivir sin estereotipos”. En enero de 2011 un policía de Toronto, Canadá, durante una conferencia sobre seguridad civil, dijo que “las mujeres deben evitar vestirse como ‘putas’ para no ser víctimas de la violencia sexual”.  Como reacción a estas palabras se organizó una gran manifestación en la ciudad bautizada con el nombre de la ‘Marcha de las putas’. En las redes sociales el tema causó el consiguiente revuelo y se ha convertido en todo un movimiento social.  De ahí en adelante, se han realizado marchas similares en otras ciudades de Canadá, Inglaterra, Australia, Estados Unidos, Brasil, Argentina, Colombia, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Panamá,  Y siguen las convocatorias.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Las trampas del Crecimiento Económico de América Latina



En su último informe sobre la situación económica de América Latina, la Secretaria Ejecutiva del CEPAL, Alicia Bárcenas, dijo que América Latina y El Caribe se están recuperando favorablemente de la crisis internacional, gracias a su pujante economía de exportación de bienes primarios (como los granos, hidrocarburos y metales) y al dinamismo que ha mostrado Asia, sobre todo China, que pasa por un desarrollo industrial muy activo (Ver Documento La Hora de la Igualdad en la sección Publicaciones de la CEPAL, http://www.eclac.cl/). 
Agrega, además, Bárcenas, que la preocupación de la CEPAL es que a pesar del crecimiento económico de la región, persiste un problema estructural que todos los Estados deberían hacerle frente: la desigualdad.  Esta preocupación, que desde hace varias décadas era una de las demandas de las organizaciones sociales y los movimientos políticos revolucionarios, pareciera que se está proponiendo ahora desde la CEPAL, como la hoja de ruta para la región. Aunque consideramos que sigue siendo una problemática recurrente a la que hay que hacer frente, tenemos que analizar con mayor profundidad las contradicciones del actual sistema y las alternativas que se le presentan a la región.
No es suficiente concebir el avance de la región con un enfoque meramente mercadológico. El optimismo que se respira en distintos países de la región contiene algunas contradicciones que tenemos que considerar. Para ello, el pensamiento de José de Souza en su obra El Cambio de Época y el Modo Emergente de Generación de Conocimiento, nos muestra las actuales fisuras del sistema y algunas alternativas que como talentos humanos y organizaciones vivas, podemos tener.
Contradicciones
1.  El Crecimiento Económico como un fin y no como un medio: En el proceso de globalización, el crecimiento económico moldeado por la innovación tecnológica y facilitado por la flexibilidad organizacional, asume el estatus de un fin en sí mismo. Crecer se convierte en el único fin, mientras que los objetivos sociales más amplios de mejorar las condiciones de vida son desplazados de la agenda de desarrollo.
2.  Economías sin Sociedades: No se habla de sociedades, sino de economías. El pueblo se reduce a estadísticas. Los indicadores empleados son: Producto Interno Bruto (PIB), Índice de Crecimiento Económico, Crecimiento de las Exportaciones, etc. Se asume que si los indicadores económicos están mejorando, entonces la sociedad está mejorando. Los indicadores sociales, según las Naciones Unidas, están declinando en la mayoría de los países.
3.  Ascenso del Mercado y eclipse de la Ética: Cinismo y falta de escrúpulos ocupan los espacios en las relaciones internacionales. Se olvidan los principios éticos. Beneficio preferencial de actores globales poderosos y con ambiciones expansionistas (países ricos y corporaciones transnacionales). Acuerdos internacionales moldeados de forma secreta y lejos del debate público que han dado al traste con las relaciones económicas internacionales entre los Estados (casos OMC, ALCA, TLCs).
4.  Competitividad frente a la Sostenibilidad y Equidad: La competitividad se ve como sinónimo de competencia. Hay un despiadado darwinismo social, donde sobrevive el más competitivo. Los pobres son acusados de ser pobres por no ser competitivos. Mientras las cuestiones asociadas a la sostenibilidad y equidad abundan en los discursos políticamente correctos, incluso en los gobiernos llamados socialistas o progresistas, la concentración de esfuerzos alrededor de la búsqueda de competitividad prevalece sobre los otros conceptos. El Desarrollo Sostenible depende del esfuerzo colectivo y de la solidaridad de la generación actual respecto a las generaciones futuras. Se requiere de una mejor equidad, entendida ésta como apropiación justa de los beneficios del desarrollo con intervención de la capacidad humana.
5.  Debilitamiento del Sector Público: Al sector público con frecuencia se le acusa de de corrupto, incompetente y poco eficiente y al sector privado, todo lo contrario. Se lleva a la sociedad a contraponer ambos sectores: a percibir al sector público como fuente de problemas y al sector privado como solución. La intención es convencer a la sociedad a aceptar la transferencia de recursos financieros públicos al sector privado.
6.  Reducir el número de Pobres sin manejar el fenómeno de la Pobreza: La mayoría de los programas para la reducción o erradicación de la pobreza, son diseñados para actuar con los síntomas (los pobres) y no con el problema (la estructura que produce pobres). La pobreza emerge del proceso desigual de creación, distribución y apropiación de la riqueza. La fábrica de producir pobres sigue intacta. Para mejorar la vida de los pobres hay que intervenir en el proceso desigual de creación, distribución y apropiación de la riqueza. 
7.  Movilidad del Capital y vulnerabilidad del Trabajo: Hay una globalización del capital, pero una localización del trabajo: lo primero se logra eliminando tiempo y espacio (dinero electrónico) para darle más movilidad; lo segundo a través de la flexibilidad laboral. El contacto social entre capital y trabajo se ha roto: la revisión de las legislaciones laborales es una condición exigida por el régimen de acumulación del capitalismo global.
8.  Emergencia del Cuarto Mundo: Cada vez son más los innecesarios, la economía informal. Éstos son excluidos de las políticas económicas y olvidados por las políticas sociales tanto en los países ricos como pobres.
9.  El individualismo forjado por la Competencia en oposición al imperativo de la Solidaridad: En los procesos de crecimiento económico y desarrollo tecnológico prevalece la competencia y se reduce la participación. La mayoría de los actores actúan bajo la “lógica del sobreviviente” donde aumenta el egoísmo y disminuye la solidaridad. Mientras proliferan las organizaciones que promueven procesos participativos, la mayoría de los actores globales con ambiciones expansionistas promueven el individualismo. La competencia para la sobrevivencia es la regla de los animales irracionales, pero es incompatible para los humanos, que deberían construir alternativas para vencer el canibalismo económico y la indiferencia humana.
10.  La Ciencia al servicio del Lucro y no de la Sociedad: Experimentamos los efectos de una ciencia practicada exclusivamente para el lucro de pocos, una ciencia comercial: protección de la propiedad intelectual para patentar todas las formas de vida del planeta; mercantilización de la naturaleza. La Amazonía está conceptualizada como “complejo industrial bioquímico” para el lucro de grandes corporaciones y no para la conservación y mantenimiento de todos los seres. La ciencia está entre dos disyuntivas: presión económica (el mercado como brújula de referencia) y la presión social (atender las necesidades del contexto).
Algunas Alternativas:
Para la generación de una nueva civilización, como ha llamado Luis Razeto a este proceso de cambios profundos de nuestra sociedad, tenemos que pensarnos y pensar nuestra región y nuestro mundo en base al desarrollo de las personas y no de las cosas. De Sousa habla de una integración para formarnos y no para informarnos. Es la lógica de “cambiar personas que cambian cosas”.
Para el cambio que precisamos, debemos actuar como sujetos de ese cambio y no como espectadores. Actuar en red y no de manera lineal e instrumentalista. Es necesario fortalecer los Estados, a la vez que se siguen activando los procesos organizativos de la sociedad, para hacer un triángulo con el mercado, en equilibrio con la naturaleza, que nos lo exige a gritos.

viernes, 15 de abril de 2011

El despertar árabe, Lecciones para América Latina


Por: Rigoberto Pittí B.

Una oleada de protestas, movilizaciones y enfrentamientos directos de la población contra gobiernos dictatoriales, están sucediendo en el Norte de África y parte del Medio Oriente. Primero fue Túnez, luego Egipto, Libia, Yemen, Argelia, Bahrein, Jordania, Siria…


Desde América Latina se mantuvo una distancia prudente. Sin embargo, con el caso de Libia, la situación nos ha golpeado directamente, debido a que está en disputa el gran negocio del petróleo y sus derivados, que a su vez determina en gran medida la economía de nuestros países.


Pero, para las organizaciones sociales latino-americanas, ¿qué repercusiones inmediatas y a largo plazo nos dejan estos acontecimientos inéditos en la región norte de África? ¿Qué lecciones podemos sacar de lo que está sucediendo a tanta distancia de nuestros países? Veamos algunas claves.


Túnez


La insurrección del mundo árabe comenzó por Túnez cuando el 17 de diciembre del año pasado, un joven llamado Mohamed Bouazizi, se inmoló para protestar contra el cierre ilegal de su puesto de verduras y la confiscación de sus bienes por parte de la policía. Este gesto, junto a las revelaciones de WikiLeaks sobre corrupción en el país, fue el detonante para que se desarrollara una revuelta popular que pedía la salida del dictador Ben Ali, con 23 años en el poder. Exigían además, mejores oportunidades económicas frente a un desempleo generalizado y un manejo nepotista del poder.


La revuelta duró cerca de cuatro semanas, en las que se logró la salida de Ben Ali y su expulsión hacia Arabia Saudí. El Primer Ministro Mohamed Ghannouchi asumió el poder temporalmente prometiendo reformas políticas, económicas y sociales, así como el respeto a la Constitución y elecciones anticipadas. Sin embargo, la situación no se ha pacificado, toda vez que la oposición ve con recelo la presencia de miembros del antiguo régimen todavía gobernando. Este país de diez y medio millones de habitantes ha marcado el inicio de un proceso largo de reivindicaciones sociales, económicas y políticas que aún no se terminan de escribir.


Egipto


Fue el segundo gran levantamiento. Logró la caída del presidente Hosni Mubarak, quien ostentaba el poder por 30 largos años. Después de 18 días de protestas incesantes, el 11 de febrero del presente año, se logró la dimisión de Mubarak y su arresto domiciliario. La población, especialmente el movimiento juvenil, reclamaba libertad, democracia y derechos humanos. La Plaza Tahrir (Liberación) fue el principal escenario de las protestas. El Ejército tomó el control del país prometiendo respetar una transición pacífica hacia un nuevo régimen de consenso.


Libia


Las Naciones Unidas han clasificado Libia entre los países con un Desarrollo Humano Alto gracias a los beneficios del petróleo. En el 2010 su Índice de Desarrollo Humano (IDH) fue de 0.755, muy por encima de la media de los Estados Árabes que era de 0.590 y más aún de los países de África Subsahariana que fue de 0.389. El país está en la posición 53, sólo por debajo de Emiratos Árabes Unidos, Qatar, Bharein y Kuwait (http://hdr.undp.org/es/paises/).


Sin embargo, subsiste un malestar social producto del alto desempleo, las desigualdades sociales y la falta de libertad. El país ha estado bajo un régimen de tipo socialista islámico, pero con características muy particulares por su configuración tribal y bajo el mando de Muamar el Gadafi, quien por más de 40 años ha logrado mantener un liderazgo “fraternal y visionario” para algunos y, para otros, dictatorial y de estilo extravagante.


En este país las protestas desencadenaron una represión del régimen y un enfrentamiento con grupos armados. La confrontación ha sido de tales proporciones que llevó al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas a crear, el 17 de marzo pasado, una zona de exclusión aérea (prohibición para el vuelo de aviones del régimen libio) y recurrir al uso de la fuerza contra las tropas de Gadafi (Ver más en http://www.elmundo.es/especiales/revueltas-mundo-arabe/).   
Además de los casos anteriores, las revueltas populares se han seguido extendiendo por Argelia, Yemen, Bahrein, Jordania, Siria y otros países más del norte de África y Medio Oriente. Pero, ¿cuál es la raíz de todo este descontento?


Causas del despertar árabe


En marzo pasado el periodista Ignacio Ramonet hizo un análisis minucioso acerca de las razones por las cuales estamos siendo testigos de una oleada democratizadora en esa región del mundo (Le Monde diplomatique, Nº: 185 Marzo 2011). Según Ramonet son cinco las causas de lo que ha llamado “la insurrección árabe”.


La primera causa de la insurrección es histórica: el control del petróleo y el mantenimiento del Estado de Israel. Por ello, las potencias occidentales toleraron por muchos años petromonarquías de tipo militar nacionalista en Egipto, Bahrein y Yemen, y de carácter socialista árabe en Irak, Libia, Siria y Argelia, que mantenían un equilibrio conveniente a sus intereses estratégicos.


La causa política es la segunda. Estas dictaduras de tipo nacionalistas y socialistas, garantizaban el aprovisionamiento de hidrocarburos a las potencias occidentales y no representaban un peligro para Israel. No es extraño por eso, que cuando Irak entró en confrontación con Israel y quiso controlar el petróleo de Kuwait, fue destruida de inmediato. Por otro lado, después del 11 de septiembre de 2001 y para mantener el control del mundo árabe, se agregó otro ingrediente: el miedo al islamismo. Para ello, hubo más represión, restricción de libertades y aumentó la desigualdad social.


Otra causa es la económica. Con la crisis global del 2008, disminuyeron las remesas de trabajadores de estos países árabes que habían emigrado a Europa. Por otro lado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) se impuso a Túnez, Egipto y Libia, programas de privatización de los servicios públicos, reducciones drásticas de los presupuestos del Estado, disminución del número de funcionarios, lo que empeoró la vida de los pobres y de la clase media.


La cuarta causa es la climática: como consecuencia de un desastre ecológico en Rusia, donde se perdió la tercera parte de su producción de trigo, el precio de éste se duplicó, lo que repercutió en el aumento del precio de los alimentos en el mundo, sobre todo en el mundo árabe que es un importador de estos rubros.


La última causa es la social. Por un lado, las distintas crisis se reflejaron en una población mayoritariamente joven, que no encontraba empleo. Los que intentaban migrar a Europa se encontraban con un blindaje de esas fronteras y con una política de contención por parte de sus propios países. Sin embargo, el acceso a la información fue uno de los aspectos claves para el despertar del pueblo. Primero las revelaciones de los cables de WikiLeaks, que reflejaban el alto nivel de corrupción en estos países, y luego las redes sociales (como Facebook y Twitter), que permitieron vencer el miedo y convocar, sobre todo a los jóvenes, a las plazas y demás sitios de protestas.




Actores claves



Es de destacar también que ni los fundamentalismos religiosos, ni las ideologías políticas han sido las que han dirigido las movilizaciones. Una de las sorpresas es la gran diversidad social, religiosa, generacional y regional. En Egipto, por ejemplo, blogueros, periodistas y profesores lograron unir a los principales grupos de la oposición.


Pero, el actor más relevante en el destino final de cada país, ha sido sin lugar a dudas, el ejército. En Túnez y Egipto los militares le quitaron el apoyo a los dictadores y a éstos no les quedó más remedio que renunciar. En Egipto, por ejemplo, aunque el expresidentes Mubarak habría ordenado disparar contra la población, el Ejército, después de un tiempo se hizo a un lado y permitió que la Plaza Tahrir se convirtiera en un lugar de manifestaciones pacíficas y no en un espacio de muerte. 


En Libia, por el contrario, las Fuerza Armadas se han fragmentado.  Las más leales al régimen de Gafadi han estado enfrentando a la oposición, mientras que muchos otros han desertado y se han unido a las fuerzas rebeldes. Y con ello estamos viendo un lamentable derramamiento de sangre, donde han entrado al escenario las fuerzas internacionales de la OTAN y no se ve vislumbra un futuro alentador para la población afectada.




Interrogantes que nos deja la experiencia árabe


Esta vorágine de acontecimientos en el norte de África y Medio Oriente, nos suscita una serie de interrogantes que sería interesante debatir. ¿Cuál es el rol que está jugando el resto del mundo mientras las potencias de la OTAN se disputan el control de la guerra? ¿Cuál es el botín de guerra? Sin duda que el petróleo, pero, ¿cómo será la repartición? Ante un inminente derrocamiento de Gadafi, ¿cuál es el futuro de la población negra que representa un tercio del país y es la porción más olvidada? ¿Se construirá democracia en los gobiernos que están siendo derrocados? No siempre un derrocamiento es sinónimo de mejores días para un pueblo.


Por otro lado, la juventud ha demostrado ser una fuerza capaz de movilizarse y movilizar otros grupos sociales, pero ¿serán incluidos en la reconstrucción de sus países, donde aún persiste marginación por razón de la edad? ¿O se perfilarán como los actores relevantes de la nueva coyuntura? Con el acceso a las tecnologías de la información y la comunicación, se presentan nuevas oportunidades para esa juventud que demanda cambios.