• Los conflictos no son buenos ni malos; son parte de la vida.
• Cuando no se conocen formas constructivas de resolver conflictos, generalmente las personas toman uno de los siguientes caminos: o le dan la potestad a un tercero (corregidor, juez, superior, consejero, etc.), o por el contrario tratan de resolverlos utilizando formas inadecuadas como agresividad y violencia.
• Los conflictos generalmente inician con desacuerdos sobre asuntos concretos, pero si no se abordan adecuadamente, tienden a complicarse hasta que se les sale de las manos.
• La violencia es uno de los grados más altos del conflicto. Esta consiste en el uso de la fuerza física, o la amenaza del uso de la fuerza, con la intención de perjudicar a una persona o un grupo.
Planteamiento del Problema:
En la República de Panamá, las estadísticas de violencia van en aumento constantemente. Pero la violencia tiene distintas caras y diversas causas. Por ello, hemos hecho un acercamiento al problema ubicándolo en sus distintos escenarios de manera que podamos tener un mapa más completo del mismo. Para ello, identificamos los siguientes tipos de conflictos: familiares, comunitarios, violencia criminal y violencia institucional.
Violencia y Conflictos familiares
Los conflictos familiares que trascienden hasta las instituciones del Estados como la corregidurías, fiscalías y Policía Nacional, generalmente corresponden a eventos violentos. Por ejemplo, datos de la Alcaldía de Panamá señalan que en los tres primeros meses del año 2010, se registraron 919 casos de violencia familiar; de los cuales 624 fueron tramitados en las corregidurías, 134 en distintas estaciones de la Policía, 116 en las fiscalías de Familia y 52 en los Centros de Recepción de Denuncias de la Subestación de la Policía Nacional de Ancón (La Prensa, 2010/04/23).
Por otro lado, la violencia familiar está íntimamente relacionada con pensiones alimenticias. El mismo Informe de la Alcaldía señala que el 90% de las pensiones alimenticias fijadas en las corregidurías se da luego de registrarse casos de violencia doméstica. La mayoría de estos casos se dan en sectores marginales de la capital como Mañanitas, Pacora, Chilibre, Alcalde Díaz y 24 de Diciembre.
Los casos más preocupantes de violencia familiar están relacionados con femicidios (asesinatos por la condición de género). El Instituto Nacional de la Mujer (INAMU), así como el Observatorio Panameño contra la Violencia de Género (OPVG) de la Defensoría del Pueblo señala que el año 2009 cerró con 80 víctimas (La Prensa, 2009/12/31 y 2010/04/01). Hasta el mes de marzo del presente año ya se habían registrado 19 víctimas. Según el OPVG, el 62% de los casos de femicidios son considerados como íntimos o pasionales, contra un 38% considerado como no íntimo.
Según el Informe “Femicidios en Centroamérica”, ha habido un crecimiento de los homicidios de mujeres en la región. El Informe señala que hasta hace unos años, la violencia de género se producía principalmente en el hogar, por parte de la pareja o la ex pareja. Ahora, entre 20% y 50% de los femicidios -dependiendo de cada país- son perpetrados por miembros de alguna organización criminal que mata a las mujeres como venganza (La Prensa, 2010/03/24). La tasa de femicidios en Panamá, según el Informe es de 2 por cada 100,000, un poco más baja que en el resto de Centroamérica,
Algunas características de las mujeres víctimas es que son en su mayoría jóvenes entre los 15 y 35 años de edad, de las cuales el 29% eran menores de 20 años. En cuanto a la ocupación de las mujeres víctimas, el Informe del OPVG, según los casos conocidos, hay una diversidad, que van desde estudiantes (13%), hasta empleadas domésticas (7%), trabajadoras del sector servicios (6%), comerciantes (3%); trabajadoras independientes (3%); empresarias (2%); enfermeras (1%), secretarias (1%) y trabajadoras del hogar (1%).
Conflictos comunitarios
Se entiende como conflictos comunitarios, todos aquellos desacuerdos y controversias que surgen en el ámbito del vecindario. El Decreto Ley No. 777 del 21 de Diciembre de 2007, referente al Arbitraje, Conciliación y Mediación, tipifica los conflictos comunitarios. En su artículo 17, señala que “podrán ser sometidas al mecanismo de conciliación y/o mediación comunitaria, las siguientes controversias: Ruidos molestos; Riñas; Mascotas o animales en soltura; Quemas; Colindancias; Instalación y prestación de servicios técnicos básicos (plomería, ebanistería, carpintería, electricidad, chapistería, pintura y mecánica); Arbolado rural y urbano; Filtración de agua; Paredes y cercas medianeras; Riego; Uso de espacios comunes; Ampliación, mejoras, daños u ocupación de la propiedad; Pastizales; y todos aquellos conflictos susceptibles de transacción o negociación surgidos en el seno de la comunidad, y que puedan ser sometidos a estos mecanismos, sin infracción de la ley”.
En los Informes de la Procuraduría de la Administración, se han registrado los tipos de conflictos ingresados y procesados en cuatro centros de Mediación que iniciaron el Programa de Mediación de Conflictos Comunitarios entre el 2008 y el 2009. Durante estos dos años, han ingresado 627 casos (256 en el 2008 y 371 en el 2009), de los cuales 214 (34%) correspondían a deudas. De ahí le siguieron los conflictos familiares con 12%; Colindancia (10%); Incumplimiento de contratos (7.7%); Riñas (6.5%); Apropiación indebida (6.2%); Ramas o Arbolado (4.5%); y después asuntos relacionados con Cercas Medianeras, Filtración de agua, Daños a la propiedad, Animales en soltura, Uso de espacios comunes, Ruidos molestos, Basura, Ocupación de la propiedad, Quemas, entre otros (Ver siguiente Cuadro).
Violencia criminal
Panamá se encuentra en una de las regiones del mundo que tiene los índices de violencia más altos. La tasa de homicidios en América Latina para el 2008 era de 26 por 100 mil habitantes, mientras que en Europa el índice fue de 9, en Estados Unidos de 8 y en Canadá de 3 por cada 100 mil. En Panamá, ha ido aumentando la tasa de homicidios de una manera vertiginosa, ya que en el 2007 la tasa era de 12 por cada 100 mil habitantes y actualmente ronda por 22. A este ritmo, en pocos años compartiremos los números con algunos países del área que mantienen un alto índice de homicidios como son los casos de El Salvador con 55, Honduras con 50, Venezuela con 49, Guatemala con 45 y Colombia con 37 (La Prensa, 2010/03/05).
Estos índices de criminalidad, están relacionados directamente con actividades de narcotráfico y lavado de dinero. Sin embargo, también se relacionan con falta de oportunidades económicas para los ciudadanos, corrupción generalizada y deficiencia en el abordaje de situaciones conflictivas.
Por otro lado, el sistema carcelario está en crisis, toda vez que desde hace varios años se ha sobrepasado la capacidad de los centros penitenciarios para albergar a la gran cantidad de privados de libertad en todo el país. Datos del Departamento de Estadísticas del Ministerio de Gobierno y Justicia al mes de mayo de 2010, indican que existen 10,804 detenidos, mientras que la capacidad física de los centros es para 7,145 detenidos. De ellos, solamente han sido procesados 4,026, mientras que hay 6,406 en proceso (59%).
Actualmente existen 22 centros penitenciarios en el país, de los cuales existen seis (6) en la provincia de Panamá, albergando al 65.8% de la población carcelaria. El resto (34.2%) se distribuye en los otros dieciséis centros. Los principales centros penitenciarios del país son: La Joyita con 3,272 privados de libertad, La Joya con 2,020, Centro Femenino Cecilia O. de Chiari con 551, La Chorrera (468), Tinajita (417) y Renacer (379). Sólo este último centro tiene menos detenidos respecto a su capacidad física que es de 401.
Violencia Institucional
Este tipo de violencia se refiere al uso del poder y/o la dominación de un grupo sobre otro grupo. Este tipo de violencia es más complejo y por lo tanto más difícil de detectar y medir, pues se necesita cierto grado de comprensión y análisis que gran parte de la población no llega a precisar.
El Estado con sus instituciones muchas veces ejerce violencia (llámese coerción, represión, dominación) sobre los distintos grupos sociales y la población en general amparada en leyes que le permiten tales acciones. Es violento el Estado cuando no garantiza iguales oportunidades a sus ciudadanos para que desarrollen sus potencialidades. Es violento cuando teniendo muchas riquezas no promueve la equidad en la distribución.
Hay violencia institucional cuando existe el hacinamiento en las casas, faltan de servicios públicos básicos; cuando se niega medicamentos a los pacientes que cotizan cada mes con su salario; cuando más de la mitad de los detenidos en nuestros centros penitenciarios no han tenido sus juicios y viven en condiciones infrahumanas. Se ejerce violencia cuando descubrimos corrupción en los distintos órganos del Estado y no hay ley que haga pagar a los delincuentes que en muchos casos gozan de inmunidad. Es violento un sistema educativo totalmente desfasado de la realidad y que trata de poner remiendos y lo que provoca es alejarnos más de los objetivos que quisiéramos lograr como sociedad. Es violencia la que se ejerce contra las mujeres que, teniendo igual o mejor preparación que los hombres tengan peores salarios y menores oportunidades para acceder al mercado de trabajo.
Un dato que habría que analizar con mayor profundidad es que mientras algunas instituciones del Estado promueven la cultura de paz y la transformación de conflictos por medio de la Mediación, otras por el contrario, aumenta su presupuesto para la represión y el control social. Tal es el caso del Ministerio de Gobierno y Justicia que para el presente año ha asignado cerca de 393 millones de dólares (67% del presupuesto del Ministerio) para asuntos de seguridad (La Prensa, 2010/01/06). Este presupuesto se le asignará al nuevo y reestructurado Ministerio de Seguridad Pública que lo componen instituciones como el Servicio Nacional de Fronteras, el Servicio Nacional Aeronaval, la Policía Nacional y Migración.
Si bien desde el Estado se ejerce violencia, también los medios de comunicación, llamados el cuarto poder, ejercen violencia cuando privilegian reportajes violentos en sus noticieros sobre otras informaciones más importantes. Si uno se toma el trabajo de contabilizar los minutos que le dedican los principales noticieros nacionales a la violencia, nos damos cuenta que corresponde a más del 50%. Se puede decir lo mismo de las teleseries y películas exhibidas cuyo contenido inducen muchas veces a la violencia y a la vida fácil.
Por el lado de nuestras campiñas, hay violencia cuando empresas transnacionales les arrebatan las aguas o los montes a los ciudadanos en acuerdo con funcionarios y hasta políticas de gobierno. Es preocupante saber que muchos pobladores están en pie de lucha frente a megaproyectos hidroeléctricos y mineros en todo el territorio nacional. Si bien hay una oportunidad internacional en el mercado energético y en los minerales preciosos, también hay que considerar que lo más importante en un país es su gente.
Rigoberto Pittí Beitia
Mayo 2010