
El ser de derecha o de izquierda en política, últimamente ha ido perdiendo vigencia, incluso tiende a confundir. Recientemente se le preguntó al elegido presidente de Chile Sebastián Piñera sobre la línea que seguiría su gobierno. Esta fueron sus palabras: “No creo demasiado en eso de izquierda y derecha. Hoy día… son categorías que han ido perdiendo vigencia: ya no funciona esa lógica de la Guerra Fría. Pero si me apura, le digo que soy de centroderecha, aunque en algunas cosas me siento cercano a la centroizquierda”, en http://www.clarin.com/diario/2010/01/19/.
Para comprender un poco más el fenómeno, habría que diferenciar Estados, partidos políticos en el gobierno y líderes políticos. Los Estados Latinoamericanos en su mayoría fueron constituidos bajo la influencia del liberalismo y a partir de los años 80, se convirtieron en Estados neoliberales.
Con el advenimiento de movimientos políticos alternos, llámense de izquierda o socialistas, se constituyeron partidos políticos que recogieron las aspiraciones de la ciudadanía y lograron conquistar al poder del Estado, en varios de ellos. Sin embargo, llegar al gobierno de un país no convierte a ese país en un Estado socialista o de izquierda, ya que están intactas las estructuras políticas, económicas y sociales anteriores.
La tarea fundamental para aquellos líderes que han logrado llegar al gobierno, ha sido desmantelar esa vieja estructura e inventarse una nueva, o adaptar de otras experiencias. Tales han sido los casos de Venezuela, Ecuador y Bolivia, quienes lograron cambios constitucionales bastantes profundos. Sin embargo, estos cambios no han sido posibles, sin un respaldo amplio de la ciudadanía y sin una visión clara de que hay que cambiar.
Otros países llamados de izquierda o de centro izquierda están lejos de ser tales, puesto que la estructura política y económica sigue siendo la misma. Su reto principal es transformar su base constitucional y la estructura económica que les sostiene. Con esos retos están Nicaragua, Uruguay, Paraguay y recientemente El Salvador, que estrenó un gobierno de izquierda.
Por el otro lado, se afianzan los gobiernos de derecha con los triunfos de Sebastián Piñera en Chile, Ricardo Martinelli en Panamá y Porfirio Lobo en Honduras, cercanos a la política norteamericana, lo que plantea un panorama de polarización en la región, que dificultará las intenciones por construir una Comunidad de Estados Latinoamericanos, tema planteado en febrero pasado en la Cumbre de presidentes de Cancún, México.
Las reelecciones presidenciales
El tema de las reelecciones ha sido últimamente muy atractivo para gobernantes de la región latinoamericana. En distintos países tanto de gobiernos neoliberales (derechistas), como antineoliberales (de izquierda o socialistas), varios presidentes con bastante aceptación social ejercen influencias para que sus parlamentos y la ciudadanía aprueben la continuidad de sus mandatos. Tales han sido los casos de Álvaro Uribe en Colombia, Hugo Chávez en Venezuela, Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, así como el ex presidente Manuel Zelaya en Honduras.
En el primer caso, Álvaro Uribe ejerció dos períodos consecutivos como presidente; sin embargo, la Corte Suprema desaprobó recientemente una iniciativa para que pudiera participar en un tercer período como candidato presidencial.
En el caso de Hugo Chávez, éste logró en el 2006 una segunda reelección y posteriormente un cambio constitucional que le permite ser reelecto nuevamente en el próximo período.
Evo Morales por su parte, logró en el 2008 un segundo período como presidente. Sin embargo, en la nueva Constitución se establece en el artículo 169, acerca de la reelección presidencial, que “pueden ser reelectas o reelectos de manera continua por una sola vez”.
En Honduras, la coyuntura política no estuvo favorable a las intenciones de Manuel Zelaya, quien a pesar de un gran apoyo popular, cayó víctima de un golpe de Estado.
El caso nicaragüense todavía está por definirse, aunque la Corte Suprema de Justicia en octubre de 2009, levantó la barrera que impedía al presidente de ese país, Daniel Ortega, presentarse como candidato para un segundo mandato en 2011.