
Llama la atención que en los últimos meses nuestra región latinoamericana y caribeña constate la presencia militar norteamericana a grandes proporciones y de distintas formas: veinte mil (20,000) efectivos militares norteamericanos ocupan Haití luego el terremoto de enero pasado; Costa Rica recibe cerca de siete mil (7,000) militares norteamericanos y 46 embarcaciones estadounidenses desde el mes de julio; en Panamá se realizan en julio maniobras militares con al menos la participación de 15 países de lar región al mando de Estados Unidos; Colombia da la autorización a soldados norteamericanos para que operen en siete bases militares; y Aruba y Curazao son testigos del incremento de la presencia militar norteamericana. Además se ha activado desde el 2008, la IV Flota, un comando de alto nivel para patrullar las aguas de la región.
Haití, bajo otra invasión
Según el catedrático canadiense Michell Chossudovsky, cuyo país es parte del Club de Reconstrucción de Haití, “La presencia militar estadounidense en Haití será utilizada para establecer un punto de apoyo en el país y también persigue los objetivos estratégicos y geopolíticos de Estados Unidos en la Cuenca del Caribe, que están en gran medida dirigidos contra Cuba y Venezuela” (http://www.aporrea.org/internacionales/, 30/04/10).
Cerca de 16,000 soldados norteamericanos se han establecido en el país caribeño bajo la justificación de realizar tareas humanitarias, luego del terremoto del 12 de enero. Sin embargo fuerzas de la ONU de varios países, se han visto relegadas y han manifestado su inconformidad por la pérdida de mando en el país.
Costa Rica, un país ocupado
En 1948, Costa Rica decidió como país soberano vivir sin ejército, luego de una guerra civil en la que murieron unas 2,000 personas. El expresidentes y premio Novel de la Paz, Oscar Arias, solía pedir a líderes mundiales de las Naciones Unidas que se gastase menos en defensa y más en escuelas y hospitales para los pobres. Sin embargo, actualmente el país está ocupado por cerca de 7,000 efectivos militares norteamericanos y 46 embarcaciones de guerra, en el marco del acuerdo “Join Patrol” o Patrulla Conjunta (http://noticias.lainformacion.com/mundo, 25/8/10).
Los funcionarios antidrogas justifican la acción diciendo que las intensas acciones militares llevadas a cabo en otros países de América Latina han obligado a los cárteles a trasladar su negocio al país centroamericano (Ibidem). Sin embargo, los que se oponen argumentan que las acciones militares desplegadas en México y Colombia no han dado resultados efectivos. Al contrario, desde que se implementó el Plan Colombia ha aumentado la cantidad de muertes, mientras que la situación del negocio de las drogas no ha disminuido. Entre 2006 y 2010 han muerto cerca de 22,000 personas en Colombia producto de la violencia. Por otro lado, actualmente se libra una batalla campal entre los cárteles de la droga y los ejércitos mexicanos y norteamericanos en la frontera conjunta. Por lo que esta justificación no ofrece garantías de paz, para Costa Rica ni para ningún otro país.
Operación PANAMAX
En 1990, después de 21 años de militarismo y luego de una cruenta invasión militar norteamericana, Panamá decidió abolir su ejército. De igual modo los Tratados Torrijos-Carter, referentes al Canal, establecían una salida del Comando Sur del país al final del año 1,999. Se trabajó por un proceso de democratización y convivencia sin cuerpos militares. Sin embargo, desde la Segunda Guerra Mundial ha subsistido la idea en el Pentágono del peligro de un ataque al Canal de Panamá. Aunado a esto, se justifica constantemente la necesidad de ejercicios conjuntos entre el ejército norteamericano y la policía nacional para neutralizar el narcotráfico.
Recientemente se realizaron en Panamá estos “ejercicios militares”, con la participación de 15 países de la región a las órdenes del Comando Sur. La operación PANAMAX se realiza desde el año 2002, cuando inició con la participación de 3 países (Estados Unidos, Chile y Panamá). Por otro lado, en el país se han estado construyendo alrededor de 11 bases aeronavales, so pretexto de controlar el narcotráfico, levantados los sentimientos nacionalistas en gran parte de la población panameña.
Bases Militares
Después de la salida del Comando Sur de Panamá el año 1999, cuya tarea consiste en la vigilancia, espionaje y control a un área de 19 países de América Latina, éste se trasladó a Florida. Desde allí y a partir del año 2000, se diseñó un nuevo esquema de control militar subregional, lo que es conocido como Instalaciones Militares de Ultramar. Esta nueva estrategia consiste en tres niveles de operación: Bases de Emplazamiento Cooperativo de Seguridad (CSL), que son centros instalados en un país-huésped con presencia permanente, poca o ninguna de EEUU y cuyo objetivo es facilitar la cooperación y en asuntos de seguridad; en un segundo nivel están los Emplazamientos de Operaciones de Avanzada (FOL), que se localizan en un país-huésped, catalogado como sitio caliente, con una presencia limitada de apoyo militar de EE.UU. y, posiblemente equipos militares preubicados; y la Base Principal de Operaciones (MOB), que es una base militar convencional.
Los Estados Unidos tienen 865 asentamientos militares fuera de su territorio de los cuales entre 45 y 49 estarían en América Latina y el Caribe o sus cercanías (Informe Gumilla, Marzo 2010). En la región operan actualmente 14 bases militares permanentes, siendo las más estratégicas las siguientes: la Base Militar de Comalapa en El Salvador; Sotocano en Palmerola, Honduras; Liberia en Costa Rica; Arauca, Larandia y 3 Esquinas en Colombia; Iquitos y Nanay en Perú; Mariscal Estigarribia en Paraguay; Guantánamo en Cuba, Vieques en Puerto Rico y Reina Beatriz en Aruba y Curazao.
En Colombia, es preocupante que en los últimos meses siete bases militares colombianas han sido ocupadas por soldados norteamericanos, lo que Venezuela interpreta como una amenaza para las débiles relaciones entre ambos países.
La IV Flota
Después de 58 años la Armada norteamericana ha reactivado en el 2008 la llamada IV Flota, que consiste en un comando de alto nivel dedicado a la vigilancia de sus unidades en América Latina y el Caribe (http://news.bbc.com.uk/hi/spanish, 8/5/2008). Dicha flota consta de un portaviones nuclear, fragatas misilísticas, 120 aviones, entre ellos bombarderos F-14, tanques, submarinos nucleares y 12 navíos de escolta
Según los voceros militares estadounidenses, esta presencia no implica un aumento de la presencia militar en la región, pero por otro lado, es considerado por algunos países como una acción simbólica que busca responder a la aparición de regímenes anti-norteamericanos en la región.
Lo cierto es que América Latina vive actualmente una polarización entre gobiernos de izquierda (Nicaragua, El Salvador, Venezuela, Ecuador, Bolivia) y de derecha (Colombia, Perú, Panamá, México). Además, con el incremento de una estrategia económica regional en torno a las actividades extractivistas y al negocio del agua, muchas organizaciones sociales se están levantando en distintas partes de la región, lo que hace prever conflictos más graves en un futuro próximo. Para ello, varios gobiernos están flexibilizando sus marcos legales, no sólo para facilitar la inversión en este tipo de industrias, sino también para reprimir y criminalizar la protesta social, como ya ha ocurrido en Panamá.